Auditoría & Co

Mucho hemos hablado en los últimos meses acerca de la importancia de los asuntos ESG y su impacto en las compañías, a tenor de la extensa regulación, así como su repercusión social con una mayor exigencia de corresponsabilidad “sostenible” por parte de las organizaciones. Para poder responder a ambas cuestiones, las empresas han tomado distintos caminos y decisiones con el objetivo común de contribuir a una conservación sobre el planeta en su concepto amplio, con iniciativas eficaces y eficientes que además puedan comunicarse al mercado con rigor y mayor transparencia.

Es posible que el control que realizaba hasta ahora el responsable de estas cuestiones haya que reforzarlo o complementarlo para cumplir con todos los requerimientos

Este objetivo común tiene su impronta en el día a día de las organizaciones y pasa por repartir juego entre las distintas áreas. Esto se traduce en asignar responsabilidades a funciones que deben coordinarse para conseguir abordar estas cuestiones, dado que estas materias son numerosas, abarcando, por ejemplo, la gestión de residuos, la transparencia del reporting no financiero o la diligencia debida “sostenible” con terceros, esta tarea resulta muy complicada en ocasiones.

Objetivo Net Zero

Para aterrizar algunos de estos ejemplos, que es la manera práctica de entender los potenciales conflictos y soluciones, hablemos de la descarbonización u objetivo “net Zero”. Es probable que en las organizaciones haya un responsable asignado para gestionar esta cuestión, como ya lo venía haciendo antes de manera más o menos estructurada. Sin embargo, no en todas las empresas existe el mismo número de recursos, habiendo en algunas un responsable de sostenibilidad, RSC, calidad o similar que asume esa función entre otras.

A eso se suma que, con las nuevas exigencias regulatorias, es posible que el control que realizaba hasta ahora haya que reforzarlo o complementarlo para cumplir con todos los requerimientos. Esto exige tiempo, recursos y estar permanentemente informado de todo. Por otra parte, toda la información relacionada con estas cuestiones debe desglosarse en la información anual que, hasta hace pocos años, solo se refería a la información financiera. Es probable que sea la dirección financiera o auditoría interna la que acabe revisando esos desgloses como parte del informe integrado anual que debe aprobar el Consejo de Administración.

Vistos estos potenciales problemas, en el ámbito de auditoría interna, este rol dentro de las organizaciones debe asumir una nueva dirección, tanto en el diseño como en la ejecución de auditorías ESG. El ‘porqué’ reside en la significativa evolución del papel de la auditoría interna, en línea con los rápidos cambios en torno a los riesgos ESG y la regulación asociada. Así, en algunos casos, habrá incluso que crear posiciones ad hoc para auditores internos responsables de ESG, con foco en materias críticas previamente analizadas en un plan estratégico específico dentro de la función, pero siempre integrado en el resto de iniciativas del plan.

El rol del auditor interno dentro de las organizaciones debe asumir una nueva dirección, tanto en el diseño como en la ejecución de auditorías ESG

Algunas de estas medidas dentro de este cambio de rumbo se resumen en el informe “El papel de la auditoría interna en ESG”, elaborado por KPMG, que puede servir de base o como input más renovado para las direcciones de auditoría que van a comenzar ahora su reflexión estratégica así como para elaborar el plan de auditoría y presupuesto anual.

El ‘nuevo’ rol del auditor interno, al detalle

Los aspectos principales los resumimos a continuación:

  • El rol del auditor interno es crucial para proporcionar aseguramiento y asesoramiento sobre los informes ESG y los asuntos de sostenibilidad.
  • Por la parte de aseguramiento, el papel de auditoría interna está cobrando mucha relevancia sobre todo en el confort en cuanto a los distintos reporting ESG (calidad del dato, integridad, incoherencias, etc) así como la incorporación en el plan de auditoría de todos los aspectos ESG que afectan a los distintos procesos de la compañía, asegurando que los programas de trabajo incorporan esta vertiente.
  • Por la parte de asesoramiento, debería “acompañar” a la organización en la transformación sostenible coordinándose con los departamentos involucrados: con un análisis en detalle (Deep dive assessment) en cuanto al estado actual de las iniciativas ESG (materialidad, riesgos y oportunidades, tecnología, etc); identificación de riesgos y controles en la implantación de iniciativas de ESG (sistemas, políticas, nuevos modelos operativo, etc) y en los cambios que se generen en el reporting debido a cambios recientes para asegurar que estos cuentan con medidas de control que puedan mitigar posibles riesgos (evaluación ex ante).

Todo ello exigirá que los auditores internos adapten sus metodologías para poder dar respuesta a estas necesidades y que tomen en consideración la opinión de los stakeholders, así como el radar regulatorio. En el citado informe se detallan de manera concreta posibles áreas a considerar.

En definitiva, retomar la actividad tras las vacaciones de verano supone, además de un síndrome post vacacional, la oportunidad de afrontar nuevos retos que, en el caso del auditor interno, prevemos que irán asociados, además de a los asuntos más tradicionales como la transformación digital, también a cuestiones ESG (gestión del talento, gobierno, clima, etc). Es por ello que comenzar la reflexión estratégica para abordarlas en su rol de asesor y de aseguramiento debe ser un “must” para las direcciones de auditoría interna.

Yolanda Pérez