La entrada de inversores cualificados (fondos de venture capital, family offices, grupos de inversores, etc.) como inversores en una startup, habitualmente conlleva el requerimiento por parte de estos de llevar a cabo un proceso de due diligence, algo para lo que los fundadores del negocio deberán estar preparados. Para superar con éxito este trámite es importante que, desde el inicio de la startup, los emprendedores sean diligentes en el cumplimiento de todas las obligaciones contables, fiscales, laborales y legales.
Los inversores pueden estar dispuestos a asumir riesgos de negocio al que asumirían si invirtieran en una empresa con una trayectoria consolidada. Sin embargo, no están dispuestos a correr determinados riesgos o contingencias en su inversión por una mala gestión realizada por los emprendedores.
Para detectar esas posibles contingencias, los inversores, ayudados por sus asesores, ponen en marcha un proceso de revisión de diferentes áreas de la startup donde pudieran existir esos riesgos. Este proceso es lo que se denomina due diligence.
La due diligence se lleva a cabo con carácter previo a la ejecución de la inversión, dentro del periodo de negociaciones entre las partes, una vez que el inversor ya ha acordado con los emprendedores o fundadores (de manera no vinculante en la mayoría de los casos) los términos y condiciones económicas en las que está dispuesto a realizar la inversión (Term Sheet o LOI), siempre que, claro está, la due diligence dé un resultado satisfactorio para el inversor.
El proceso habitualmente es realizado por los asesores del inversor, los cuales, para empezar este proceso, envían a los fundadores de la startup un listado más o menos amplio de la documentación e información que necesitan que se les facilite para su revisión (Information Request List o IRL o check list). Desde ese mismo momento los fundadores de la startup se embarcan en la ingrata tarea de buscar papeles y contestar a todas las preguntas que el asesor designado por el inversor les formule. Lógicamente, el suministro de toda esta información podrá estar amparado por un acuerdo de confidencialidad que las partes habrán firmado a estos efectos.
La revisión se lleva a cabo en un dataroom virtual, donde los asesores autorizados pueden tener acceso a toda la información solicitada. El inicio del proceso se lleva a cabo con una reunión entre todas las partes, denominada Kick off meeting o reunión de lanzamiento, donde los asesores y la Compañía se conocen y la compañía hace una pequeña presentación de su actividad, historia y trasmite aquella información que se considere relevante conocer antes del inicio de la due diligence.
La rapidez del proceso va a depender en gran parte de la eficiencia de los fundadores y su gestores en preparar la información y documentación solicitada y las respuestas a las preguntas solicitadas por estos (QyA). Por tanto, es conveniente que mientras se está negociando las posibles condiciones de la ronda los fundadores reciban ya el IRL para que de forma paralela puedan preparar la documentación y así en el momento de la firma de la LOI o Term sheet ya se pueda iniciar de forma rápida la DD.
Es habitual pensar por parte de los fundadores que el proceso de la due diligence será rápido y que recibirán pronto la financiación que necesitan del inversor, y que no se pondrá de manifiesto ningún riesgo relevante porque están convencidos de que han hecho las cosas bien. Y en determinados casos es así, pero lo cierto es que llegados a este punto pueden encontrarse con sorpresas que podrían llegar a comprometer la inversión o que el proceso se alarga más de lo estimado inicialmente.
Para que no existan factores que se identifiquen en la DD que puedan comprometer el cierre de la ronda (deal-breakers), es fundamental que los fundadores, desde el inicio de su proyecto y de la constitución de la sociedad, sean muy diligentes en el cumplimiento de todas las obligaciones y requerimientos fiscales, legales, laborales y contables, ya que de ello podría depender que una futura inversión se cierre favorablemente y en el momento en que se necesite.
Asimismo, debemos considerar que un informe de DD favorable proyecta para el potencial inversor una imagen empresarial que las cosas se hacen como es debido, lo cual genera confianza en la inversión y tranquilidad a futuro y confianza en el equipo gestor.
De forma específica, en las due diligence de startups se suele prestar especial atención a los siguientes puntos:
En definitiva, permite al inversor identificar, en su caso, posibles riesgos adicionales al propio desarrollo del negocio.
Para ello, es necesario que el vendedor se implique en esta “Due Diligence” y se comprometa expresamente a facilitar toda la documentación e información que le sea requerida, en caso contrario, todo este trabajo no habrá servido de nada, ya que si la información no es veraz o es incompleta, el resultado obtenido no será el correcto o el informe no será favorable y la operación no se cerrará.
El proceso de due diligence concluirá con la redacción de un informe por parte de los asesores que recogerá todos los aspectos revisados y conclusiones derivadas de la revisión realizada en las diferentes áreas, de las contingencias detectadas con su cuantificación y, en su caso, aportará aquellas recomendaciones para solucionarlas. El informe puede emitirse en formato Red Flags (es decir, solamente executive summary de incidencias/contingencias) o formato completo (es decir, descriptivo amplio).
Una vez realizada la Due Diligence y emitido el informe, es muy frecuente que la due diligence detecte riesgos o contingencias, de mayor o menor relevancia, que los fundadores quizás (seguramente) ni sospechaban. Seguro que los fundadores habrán tenido la voluntad de hacer las cosas bien, y en muchos casos lo habrán hecho, pero en otros casos puede que les haya faltado asesoramiento y que, por puro desconocimiento, la startup haya incurrido en determinados riesgos que podrían haber sido salvados con un asesoramiento adecuado.
La detección de riesgos en la due diligence, salvo que se trate de riesgos que puedan ser eliminados o mitigados antes de la ejecución de la inversión o que se trate de riesgos que no tengan mucha trascendencia, va a tener consecuencias en las condiciones económicas de la inversión. Estas consecuencias pueden ser variadas y depender de muchos factores, pero podríamos agruparlas en las siguientes:
Por todo lo anterior, es de vital importancia que los fundadores de una startup tengan claro que si en el futuro van a abrir la posibilidad de entrada de un inversor, casi con toda seguridad se tendrán que enfrentar a un proceso de due diligence, y que pueden prepararse para dicho proceso desde el mismo momento en que constituyan la startup, para lo cual han de ser diligentes (como el propio nombre indica) en el cumplimiento de todas las obligaciones de fiscales, legales, laborales y financieras y es, además, recomendable que se asesoren adecuadamente al respecto.
Todo ello ayudará a que la financiación que requiera el proyecto de la startup pueda llegar en el momento en que se demande y en la cuantía óptima, lo cual puede ser clave para la supervivencia y el éxito del proyecto.
Si usted tiene intención de entrar en el capital de una startup o en general de cualquier compañía, es altamente recomendable -por no decir imprescindible-, que se ponga en manos de expertos profesionales que analicen la situación concreta de la sociedad objeto de la operación, para que pueda valorar con garantías si es o no adecuada la inversión, y cuáles pueden ser las contingencias futuras en caso de una eventual adquisición. En caso contrario, puede cometer graves errores en cuanto a la valoración de la sociedad adquirida, o en su situación jurídica, fiscal o financiera, con importantes consecuencias que pueden ir más allá de la simple pérdida de la inversión efectuada.
En VIR AUDIT somos expertos en Due Diligences de startups habiendo emitido más de 400 informes de Due Diligence en los 10 años y disponemos de un equipo multidisciplinar con conocimiento y experiencia.