Ya anticipábamos antes del verano que se estaba gestando una revisión normativa en relación con aspectos clave del control interno sobre la información no financiera impulsada por los propios reguladores y la presión de los distintos grupos de interés empresariales.
En este sentido, la Comisión Europea emitió en febrero de 2020 una consulta pública con el objetivo de revisar la Directiva de Información No Financiera para identificar aspectos clave a desarrollar con el fin de conseguir mayor transparencia y utilidad de esta información en la toma de decisiones empresariales. Los resultados de esta consulta pública han sido analizados por la propia Comisión Europea. Desde KPMG os resumimos las cuestiones que, desde nuestro punto de vista, consideramos más relevantes por su impacto en el contexto empresarial español en este ámbito.
Primeramente, en cuanto al alcance de la Directiva de Información No Financiera, más de la mitad de los participantes considera que debería ampliarse a otra tipología de empresas, tales como grandes empresas no establecidas en la UE pero que cotizan en los mercados regulados de la UE, grandes empresas establecidas en la UE pero que cotizan fuera de la UE, grandes empresas que no cotizan en bolsa, todas las grandes entidades de interés público (en efecto, eliminando el actual umbral de 500 empleados y aplicando los umbrales de tamaño establecidos en la Directiva de Contabilidad) o todas las empresas de la UE que cotizan en bolsa, independientemente de su tamaño. Desde nuestra perspectiva, consideramos crítico que las empresas de gran tamaño, aún no cumpliendo requisitos de entidad de interés público o al revés, entidad de interés público no superando el umbral de 500 empleados, hagan una revisión de su sistema de control interno de la información financiera, al menos un diagnóstico de situación para valorar su posible gap en caso de tener que implementarlo en corto plazo.
En cuanto a la calidad de la información no financiera, los propios usuarios de esta información que han participado en la consulta consideran que es deficiente, sobre todo, en términos de comparabilidad, fiabilidad y relevancia. Asimismo, los responsables de la preparación de la información financiera ponen de manifiesto las dificultades en decidir qué información reportar o cómo obtener requerimientos adicionales de información no financiera, como por ejemplo de las agencias de clasificación o de las ONGs. Desde nuestra opinión, consideramos que es crítico la comunicación periódica entre el área financiera que prepara el EINF y el área de sostenibilidad para sistematizar el proceso de elaboración y garantizar la fiabilidad de la información no financiera, además de utilizar herramientas como Check- list de EINF.
En cuanto a los desgloses, la mayoría está a favor de desglosar su proceso de evaluación de la materialidad, así como de que la nueva Directiva defina los desgloses ambientales de acuerdo con los seis objetivos ambientales establecidos en el Reglamento de Taxonomía. Consideramos relevante que las empresas pongan foco en los desgloses medioambientales en este sentido y en la formalización y actualización de sus procesos de evaluación de materialidad.
En cuanto al uso de estándares de reporte, la mayoría de los participantes consideran positivo el uso de un estándar común para minimizar los problemas identificados y mejorar la calidad. No obstante, se pone de manifiesto la necesidad de considerar un modelo simplificado para las medianas y pequeñas empresas, si bien no existe un consenso en cuanto al carácter obligatorio o voluntario de la publicación de información no financiera en estas empresas. Desde KPMG consideramos que las entidades de interés público de más de 250 empleados elaboren y revisen sus EINF en corto plazo.
En relación a la publicación del Estado de Información No Financiera hay dos aspectos relevantes. Por una parte, en relación con el formato, existe consenso en cuanto a incrementar su digitalización, lo cual está en línea con la tendencia en este sentido ya puesta de manifiesto en la información financiera a través de la implantación del formato electrónico único europeo obligatorio a partir de 1 de enero de 2020. Por otra, no existe un acuerdo unánime en cuanto a integrar el EINF como parte del informe de gestión en lugar de dar la opción de reportarlo por separado. Recomendamos la implementación de herramientas que faciliten la gestión automatizada de esta información, tales como herramientas GRC que permitan incorporar controles para verificar que la información es correcta.
Los requerimientos de supervisión en cuanto a la auditoría de la información no financiera también es un aspecto que se ha debatido. El 70% de los participantes considera que deberían fortalecerse los requerimientos de auditoría en este ámbito, si bien existe controversia en cuanto al grado de aseguramiento que debería proporcionar el auditor externo (razonable versus limitado). Por ello, recomendamos a las empresas que refuercen sus SCIINF para estar preparados antes estos nuevos requerimientos previsibles.
Para seguir avanzando a este respecto, la propia Comisión Europea con ayuda del Grupo Asesor Europeo sobre Información Financiera (EFRAG) ha creado un grupo de trabajo para que pueda llevar a cabo los desarrollos normativos que se consideren adecuados a la vista de los resultados anteriores y con previsión de emitir sus conclusiones en el primer trimestre de 2021.
Desde KPMG seguimos insistiendo en la importancia de reforzar los sistemas de control interno de la información no financiera (SCIINF) para poder no solo dar cumplimiento a toda la normativa que está por llegar sino para aportar valor ante los skateholders de las compañías.
Yolanda Pérez es Senior Manager del área de IARCs en el departamento de Risk Consulting de KPMG España.