En tiempos inestables como los actuales, donde se exige a las empresas hacer más con menos recursos, la auditoría interna se convierte en el elemento clave de las organizaciones para no solo preservar su valor, sino también para la creación de valor, por medio de servicios de ayuda a la Dirección, alertando de problemas, logrando una mayor transparencia y fortaleciendo su capacidad de gestión de riesgos.
Pero ¿cuáles son las líneas de trabajo que debe seguir la auditoría interna para llegar a crear valor? Fundamentalmente tres:
-mejora de oportunidades para alcanzar los objetivos de la organización, mejorando su capacidad de ejecución de los planes estratégicos,
-identificar mejoras operativas, garantizando que la empresa está aplicando las mejores prácticas en sus procesos
-y la reducción de la exposición al riesgo, tanto de los riesgos actuales como de los emergentes.
Un enfoque adecuado en la gestión del riesgo tiene un impacto positivo sobre el rendimiento y las ganancias de una empresa a largo plazo.
La auditoría interna constituye una actividad de comprobación y de asesoramiento, realizada fundamentalmente para la gerencia, respecto de todo tipo de operaciones que realice la empresa.
Su objetivo no es solo el de comprobar y lograr la fiabilidad de los estados financieros en que se refleja la gestión sino también la de enjuiciar la organización para que ésta sea lo más eficiente y fiable posible teniendo en cuenta las especiales características de la propia empresa.
La disyuntiva de muchas empresas se presenta a la hora de elegir, entre tener su propio departamento de auditoría interna o contratar el servicio a un profesional independiente. Para poder tomar la mejor decisión es importante tener en cuenta, las características y los atributos que deben tener los auditores internos de una compañía, para poder realizar sus funciones e informar de manera adecuada y eficaz: integridad, objetividad, profesionalidad, confidencialidad y sobre todo independencia.
La actividad de auditoría interna debe ser independiente y responder al máximo nivel de dirección de la organización, de forma que le permita cumplir sus responsabilidades adecuadamente. El auditor interno, debe tener una actitud imparcial y evitar los conflictos de intereses, absteniéndose de evaluar operaciones específicas de las cuales haya sido previamente responsable. Este es el motivo principal por el que muchas empresas acuden a externalizar sus servicios de auditoría interna.
Conviene distinguir también, la diferencia de la auditoría interna respecto al control interno. Toda empresa, por el simple hecho de estar en funcionamiento, conlleva la existencia de un control interno, mejor o peor, prediseñado o de inercia, etc., pero un control interno.
El control interno, por tanto, comprende el plan de organización y todos los métodos y medidas coordinados que se adoptan para salvaguardar los bienes, comprobar la exactitud y veracidad de los datos y promover la eficacia de los métodos preestablecidos.
La actividad de auditoría interna, por tanto, debe asistir a la organización en el proceso de perfeccionamiento continuo del sistema de control interno aprobado por los órganos colectivos de dirección, mediante la evaluación y calificación de la eficacia y eficiencia del sistema implantado.
La auditoría interna actúa como tercera línea de defensa, asegurando la eficacia de la gestión de riesgos, control interno y gobierno de la entidad.
El rol del auditor interno también ha evolucionado en los últimos años, pasando de los roles tradicionales de salvaguarda de activos y cumplimiento de normas, a un enfoque más proactivo de generar valor agregado a la organización, evaluando la efectividad y eficiencia de los procesos, conociendo bien los procesos de negocio, lo que le proporcionará una visión única de los riesgos, permitiéndole innovar, para que la empresa pueda cumplir con sus objetivos definidos en su plan estratégico.
La auditoría interna, no sólo es recomendable para grandes corporaciones empresariales, sino que cualquier pequeña o mediana empresa puede marcar la diferencia frente a su competencia con la anticipación de riesgos, evitando que estos se materialicen y, logrando una mayor rentabilidad.
Definitivamente, los procesos y cambios que hoy vivimos como resultado del actual ambiente empresarial, sitúan a la función de la auditoría interna, como una actividad crítica en el proceso de asegurar y controlar los riesgos que pueden afectar a la consecución de los objetivos estratégicos de las empresas.