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Invertir más dinero en innovación no siempre es sinónimo de ser más innovador. Así lo refleja el informe Global Innovation 1000 de 2018, elaborado por PwC. El estudio incluye la categoría Innovadores de alto nivel, una lista de 88 empresas que han superado a sus competidores en siete indicadores clave -como el crecimiento de los ingresos, su capitalización bursátil, su margen de explotación o el retorno de la acción-, invirtiendo menos en I+D que la media de su sector.

Entre las 88 empresas elegidas en la categoría de Innovadores dentro del informe Global Innovation 1000 de 2018 se encuentran Stanley Black & Decker (la única que, junto a Apple, ha conseguido estar durante tres años consecutivos en la lista), Amadeus IT y la japonesa DIC.

Stanley Black & Decker nació en 1843 como una empresa, fabricante y distribuidora de productos para el bricolaje y la jardinería. Actualmente, tras 175 años operando, se ha convertido en un referente en innovación.

James M. Loree, CEO de la compañía, tiene claro que quiere convertirse en una de las empresas más innovadoras del mundo. Para ello, Stanley Black & Decker tiene un equipo ejecutivo altamente involucrado en los procesos de innovación. Tim Hatch, Chief Technological Officer de la empresa, explica que Loree se implica mucho en estos temas, “siempre pregunta en qué punto se encuentran los avances y cómo se están comercializando las ideas propuestas por los equipos”.

La innovación debe estar presente antes de que se tenga claro el producto. Por eso, es tan importante hacer una buena selección del proyecto, ya que es el área con la mayor oportunidad para innovar. La compañía norteamericana cuenta con equipos para marcar el itinerario de los productos y descifrar su próximo gran paso, y reta a sus profesionales a ir detrás de ideas que podrían llegar a fracasar. “Si todo lo que hacemos es un éxito, es que no lo estamos intentado de verdad, no estamos yendo más allá”, cuenta Hatch.

Stanley Black & Decker quiere mantener y hacer crecer su liderazgo y para conseguirlo saben que deben mantener el foco, no solo en el incremento de las innovaciones que pagarán las facturas de hoy, sino también en los elementos que darán forma a los mercados en los que compiten.

Mientras Stanley Black & Decker busca mantener el liderazgo, la ambición de Amadeus IT se centra en tener una estrategia de negocio alineada con la de innovación.

Hasta ahora, la compañía española tendía a centrar su I+D en la tecnología, pero cada vez lo está enfocando más a entender las necesidades de los clientes e identificar las oportunidades de crecimiento de sus unidades de negocio.

Otro objetivo principal para Amadeus es construir un soporte cultural en las 45 localizaciones que tiene alrededor del mundo. Marion Mesnage, directora de Investigación e Innovación de la compañía, cuenta que la firma está hecha por “personas con apetito de cosas nuevas, de tecnología atractiva y de nuevas oportunidades”.

La multiculturalidad de los equipos de innovación crea una buena base para la creatividad y el intercambio de diferentes puntos de vista. Una de las prácticas que han puesto en marcha es la creación de un sistema de “campeones de la innovación” en sus unidades de negocio y de I+D, cuyo papel es promover y acoger el acercamiento de la innovación a la compañía y animar a los profesionales a presentar sus propuestas.

Al igual que Black & Decker, Amadeus también considera primordial la elección del proyecto, por eso, los líderes de innovación siguen muy de cerca las carteras de productos y tienen unos criterios muy estrictos para decidir en cuáles se trabaja. Mesnage explica que se trata de asegurarse de que la solución y el problema encajan, que realmente es un problema que debe ser solucionado y que la solución que tienen en mente funciona.

A más de 10.000 km de la sede central de Amadeus se encuentra DIC Corporation, una empresa japonesa especializada en tintas de impresión y en pigmentos orgánicos.

La multinacional nipona organiza sus operaciones de I+D en dos divisiones: la primera enfocada en la tecnología direct-to-costumer -en español, directo al consumidor-, que se centra en el incremento de la innovación y está siempre en sintonía con la estrategia de negocio. Tanto el control del presupuesto como su administración están controlados por las unidades de negocio y son estas las que aprueban las cuestiones relacionadas con la tecnología y la innovación. La segunda división se orienta a la innovación básica que, aunque en los últimos años se ha alineado cada vez más con la estrategia de negocio, tiene más libertad para decidir los proyectos en los que quiere innovar.

DIC destaca sobre todo por buscar el feedback de los clientes finales al inicio del proceso de producción. Quieren saber qué opinan sus usuarios antes de invertir en innovación. Esto les ha permitido situarse por delante de sus competidores en un mercado donde la tecnología ha avanzado rápidamente en los últimos diez años.

De las 88 compañías que forman la lista de Innovadores de alto nivel, todas coinciden en seis características que les han llevado a ganarse semejante distinción. Las cinco primeras son ampliamente comprendidas, pero ejecutadas en distintos niveles. La última es algo que solo los mejores innovadores pueden conseguir.

  1. Alineación entre estrategia de innovación y estrategia de negocio;
  2. Apoyo cultural de toda la compañía;
  3. Líderes altamente involucrados con los programas de I+D;
  4. Innovación basada en las percepciones directas de los consumidores finales;
  5. Control riguroso en la selección de los proyectos;
  6. Las compañías han sido capaces de integrar las cinco características anteriores para crear una experiencia única para el consumidor y transformar los mercados.

No hace mucho, las empresas que aspiraban en ser la excelencia en innovación sentían que era suficiente en ser bueno en la mayoría de las cinco características y el mejor de la clase en una o dos. Pero el nivel de la excelencia ha ido subiendo al mismo tiempo que los negocios aumentaban su competitividad. Las compañías que aspiran al máximo nivel de liderazgo en innovación necesitan sobresalir en cada uno de los cinco aspectos, y deben hacerlos converger de una manera que empuje los límites de las expectativas del mercado y transforme la experiencia del cliente.