Uno de los principales mecanismos para cambiar el devenir de una empresa y provocar un cambio positivo es la reestructuración empresarial. Para realizar este tipo de proceso es conveniente responder a unas necesidades previamente evaluadas, a partir de las cuales se podrán mejorar y adaptar las estructuras de la empresa.
Sin embargo, como todo proceso empresarial, presenta una serie de ventajas e inconvenientes. Entre los inconvenientes destaca la complejidad, debido que al realizar esta operación hay que acometer actuaciones que abarquen los ámbitos mercantil, contable, comercial y fiscal. Por ello, es necesario que todas las operaciones de estas áreas se caractericen por tener una buena coordinación entre sí.
Por su parte, entre las ventajas destaca la fortaleza futura que aporta la reestructuración empresarial, debido a que maximiza la actividad de la entidad y, en condiciones adversas, aporta la estabilidad necesaria para poder hacer frente a ellas.
Los motivos que pueden llevar a acometer esta estrategia son variados, pero hay que destacar los siguientes:
Adecuación de la dimensión, mediante la cual se realiza una integración de las actividades redundantes y optimización tanto de los procesos de producción como de los canales de distribución
Ajuste de gastos, que está relacionado con lo anterior, de manera que el realizar una maximización de los recursos suponga un incremento en la rentabilidad empresarial
Razones fiscales, debido a que se pueden crear grupos fiscales para lograr reducir la fiscalidad de la entidad. Si embargo, se trata de un proceso delicado debido a que mediante este proceso fiscal se pueden tener consecuencias mercantiles o comerciales que pueden no aportar beneficio.
La reestructuración empresarial y sus tipos
Debido a los importantes beneficios y ventajas que este proceso aporta, se pueden establecer diferentes tipos de reestructuraciones empresariales: fusión y escisión.
Una fusión se produce cuando dos o más sociedades deciden integrarse en una única sociedad, pudiendo ser tanto una ya existente como una de nueva creación, a partir de la transmisión de sus patrimonios.
Por su parte, una escisión se produce cuando se traspasan una o varias partes del patrimonio de una sociedad, las cuales forman una unidad económica, a una o varias sociedades que sean de nueva creación o ya existan.
Además de estos dos tipos de reestructuración, propiamente empresariales, hay otras de tipo comercial como las Asociaciones de Empresa o también conocidas como Uniones Temporales de Empresas. Estas tienen por objetivo la búsqueda de una reestructuración comercial y acceder a mercados que por solitario no sería posible.
Por todo ello, la reestructuración de empresas es sinónimo de actualización y renovación empresarial. Desde Legalnet somos conscientes de la importancia que este tipo de operaciones adquieren en el mundo empresarial, por lo que tienen que dirigirse con una estrategia bien determinada y marcada. En nuestra firma contamos con los mejores expertos para hacer de la reestructuración empresarial un valor seguro para tu entidad.