La incertidumbre sobre los eventos futuros que puedan alterar los compromisos contraídos con los asegurados, instrumentalizados en un contrato de seguro, es lo que lleva a establecer un conjunto de hipótesis para la valoración de dichos compromisos. Actualmente, la contabilidad local en España se rige por lo estipulado en Real Decreto
2486/1998, de 20 de noviembre (ROSSP) y al Real Decreto 1060/2015, de 20 de noviembre (ROSSEAR).
En cuanto metodología de cálculo de las provisiones técnicas se refiere y al Plan General Contable de Entidades Aseguradoras (PGCEA) para su registro contable. Se trata de un enfoque basado en la suficiencia técnica soportada por las propias bases técnicas, donde las hipótesis a emplear permanecen más o menos constantes, y siempre sujetas a las resoluciones o circulares técnicas que el supervisor adecua a lo largo del tiempo.
La Entrada en vigor del marco normativo de Solvencia II en el año 2016, supuso introducir, por primera vez, el concepto de “hipótesis realista” en el artículo 48.2 del ROSSEAR.
Desde entonces, se han acontecido una cascada de métodos, aproximaciones y simplificaciones presentadas por diferentes agentes del sector con el objetivo de reflejar de la forma más realista posible el comportamiento futuro tanto de los factores endógenos de nuestra cartera (biometría, gastos incurridos, bajas o rescates…), así como factores exógenos (mercados financieros, salario o IPC, entornos regulatorios…).
El entorno cambiante de dichos factores ha supuesto que las entidades implementen procesos de fijación de hipótesis y de juicio experto con una recurrencia anual, pero que en muchos casos no cuentan con un respaldo en forma de gobernanza, es decir, contar con un proceso validado y documentado.
Los 3 ejes de las directrices EIOPA-BoS-22/217 relativos a la gobernanza de las hipótesis y de juicio experto.
Posteriormente, en el año 2022, EIOPA concluyó que debían modificarse las actuales directrices sobre temas que son relevantes para el cálculo de la mejor estimación de las provisiones técnicas y, en particular, sobre el establecimiento de las hipótesis y de juicio experto, entre otros; por lo que en el año 2023 entraron en vigor las Directrices revisadas sobre la valoración de las provisiones técnicas (EIOPA-BoS-22/217).
A modo de resumen, las directrices establecen los siguientes tres ejes en cuanto al proceso de fijación de hipótesis y de juicio experto:
Fase de madurez alcanzada para los entornos de mercado en la actualidad
Si bien existe el precedente del uso de técnicas de mercado o “market consistent” en el cálculo del beneficio esperado del negocio a través del “Embedded Value” (EV), fue con la entrada en vigor de Solvencia II que su uso se generalizó y se reguló para el conjunto de entidades del sector.
Las hipótesis con respecto a la experiencia futura de las reservas bajo entonos de mercado deben ser razonables y, en la medida de lo posible, contar con experiencia histórica y actual de la entidad aseguradora, ajustada para reflejar los cambios y tendencias observables en el entorno.
Los análisis de la experiencia anteriormente señalados deben ser periódicamente revisados y, en caso de que los datos no se encuentren disponibles o bien sean insuficientes para proporcionar una base creíble puede ser necesario hacer uso del juicio experto.
Actualmente existen determinados aspectos comunes denominadores llevados a cabo por el sector en relación a la gobernanza de las hipótesis de la mejor estimación, una vez alcanzada una fase de madurez en la implementación de Solvencia II en el marco regulador español, siendo los siguientes:
Si bien, existen aspectos estipulados en las citadas directrices EIOPA-BoS-22/217 para los cuales existen diferencias entre las entidades en cuanto a su implementación, principalmente por razones de tamaño y proporcionalidad:
IFRS 17 e implicaciones en la gobernanza de las hipótesis
La entrada en vigor de IFRS17 implica notables cambios en cuanto a la sensibilidad de la cuenta de ganancias y pérdidas ante variaciones y/o desviaciones en las hipótesis empleadas tanto en las reservas (ahora flujos de cumplimiento), como en el beneficio futuro esperado (acreditado en el margen de servicio contractual o CSM). Esta sensibilidad vendrá determinada principalmente por los siguientes aspectos:
1- Ajustes de experiencia futura y cambios en las hipótesis no financieras
Mientras bajo Solvencia II, el beneficio de los contratos (Value in Force o VIF) se encuentra de forma implícita en el balance económico como parte de los fondos propios, bajo IFRS17 dicho beneficio futuro se reconocerá en la cuenta de pérdidas y ganancias a medida que se prestan los servicios futuros, a través de la CSM.
Por lo tanto, los cambios en las hipótesis no financieras o que supongan modificación de los flujos futuros supondrán cambios en la CSM y por lo tanto con impacto directo en la cuenta de pérdidas y ganancias a medida que se vayan reconociendo.
2- Ajustes experiencia pasada y cambios en hipótesis financieras
Bajo IFRS17, la experiencia del año de los flujos esperados se registrará contra la cuenta de pérdidas y ganancias. Asimismo, los cambios que se produzcan en las hipótesis financieras también lo harán contra la cuenta de pérdidas y ganancias o bien OCI dependiendo de la solución elegida.
3- “Entity level” vs “contract level”
Mientras Solvencia II se basa principalmente en un enfoque a “entity level”, IFRS17 lo hace a “group of contracts level”. Este cambio también va a suponer una mayor sensibilidad de nuestros flujos de cumplimiento ante cambios que introduzcamos en las hipótesis adoptadas.
Teniendo todo ello en consideración, podríamos concluir que Solvencia II debería haber sido (y seguirá siendo) una antesala de preparación del sector ante la entrada en vigor de IFRS17 y concretamente en lo que refiere a mejoras en la gobernanza y fijación de hipótesis.
Existen por lo tanto tendencias y enfoques en cuanto a la fijación de hipótesis que, de existir actualmente en los procesos del cierre de Solvencia de las entidades, permitirían a éstas una mejor transición al futuro marco contable, siendo algunas, las siguientes:
En definitiva, las futuras tendencias del sector sugieren una necesidad cada vez más creciente de fortalecer y robustecer los procesos de fijación y documentación de las hipótesis empleadas en los cálculos de las provisiones técnicas y en el uso del juicio experto con el objetivo de ser consistentes con la incertidumbre asociada en los compromisos contraídos.