Auditoría & Co

Un despacho de abogados no deja en el fondo de ser una empresa y, si adquiere un tamaño y una dimensión grande, puede haber notabilísimas diferencias, no solo económicas, entre una buena y una menos buena dirección.

Esta aproximación esconde también la idea de las diversas tipologías de despacho, es evidente que hay que elegir un modelo y, en tal sentido, las ideas que voy a desarrollar estarían referidas a una firma de tamaño medio-grande, multidisciplinar, con vocación de abordar cualquier problema jurídico que pueda plantear cualquier cliente y con una proyección supranacional.

Dado un perfil como el descrito, la primera idea de fuerza que hay que tener presente es la distinción entre propiedad y dirección o gestión del despacho.

Ambas facetas solían coincidir en las personas de los fundadores pero con la evolución de los tiempos, no solo se ha roto esta dicotomía, sino que han aparecido modernamente numerosos casos donde los dueños son inversores financieros que esperan una rentabilidad de esa inversión mayor que en otras alternativas inversoras y, por tanto, se conducen de la misma manera que si colocaran sus recursos en empresas industriales.

Supuesta la distinción planteada, siempre le corresponderían cuatro funciones indelegables, ínsitas a esta condición de dueño.

  • Fijación de objetivos: determinar qué quiere hacer con su negocio, por qué caminos quiere evolucionar en su crecimiento. Interesa señalar que nada impide, por el contrario, formalizar esta fijación de objetivos, a través de la aprobación de planes, aunque sean a medio-largo plazo.
  • Dotación de recursos: Es evidente que el dueño, sea o no fundador, siempre ha de responder con la dotación de los recursos necesarios para asegurar la marcha de la Firma. Obviamente, estos recursos que deben asegurar el circulante necesario para que la Firma no sufra en su desenvolvimiento diario, deben o mejor dicho debería salir del bolsillo de los clientes pero nada impide que lo hagan también de instituciones de crédito o de las aportaciones de los dueños.
  • Designación de directivos: Bajo esta denominación genérica me refierio a la designación de la dirección de la Firma que, a su vez, tendrá que dotarse de una estructura y de una organización adecuada para cumplir los objetivos asignados. En un bufete de abogados, esta tarea es todavía más sensible, ya que descansa en un activo muy singular que son: los directores, socios, asociados y abogados que aportan la formación y la sapiencia jurídica para la mejor satisfacción de los intereses de los clientes.
  • Control de gestión: Es lógico que quien fija un objetivo, designa a un gestor para conseguirlo y dota de los recursos necesarios para ello, quiera tener un control de la marcha de la Firma (informes, auditorías…) y con la periodicidad que se considere adecuada.

    Naturalmente, el control de gestión no tiene otra finalidad que poder detectar los errores cometidos, y adoptar las medidas necesarias para corregirlos.

Examinados los aspectos ínsitos a la condición de dueño del despacho, debemos centrarnos en los propios de la dirección stricto sensu de la Firma y que son tantos y tan variados que, lógicamente, he de pedir disculpas porque seguro omitiré más de uno.

Comenzaré por referirme a la dirección, organización y estructura.

Sobre la base que hemos tomado de referencia para estas letras (despacho de unos 200 abogados), cualquier organización de esta dimensión requiere para conseguir la mayor efectividad, el establecimiento de una alta dirección del despacho (top management).

Tiene que haber un director del despacho pero, también tiene que haber órganos de ayuda y coordinación como puede ser el propio Comité de Dirección, el Comité de Coordinación, Comité de Finanzas… pero para que exista un Comité de Coordinación tiene que haber unidades a coordinar que en los despachos de abogados suelen recibir la denominación de departamentos.

Estos macro departamentos, a los que se asignan socios, abogados o asociados, deben contar con un director responsable y a su vez pueden escindirse en tantas subcategorías como la dimensión que el propio departamento aconseje.

Junto a la Dirección y Comités de apoyo, mencionaré dos posiciones imprescindibles para la buena marcha de esta dimension de despachos: la Dirección Financiera y la Secretaria General del Despacho.

  • La Dirección Financiera: gestión de todos los elementos con proyección económica y de control que aparecen en la vida del Despacho. Fundamentalmente los clientes, y los bancos.
  • Secretaría General: es una especie de “cajón de sastre” para la gestión de competencias específicas de carácter general que no tienen un encuadre especifico en el resto de Departamentos creados (oficinas, comunicación, seguridad informática, representación institucional, etc.)

El despacho de abogados es una empresa que descansa básicamente en talento y en sabiduría jurídica de las personas que lo integran y que se proyecta en la calidad del trabajo prestado por lo que una buena política de personal, con tres pilares básicos, selección, promoción y retribución, es siempre determinante en el éxito de cualquier negocio y también en el ejercicio del derecho.

En el proceso de promoción, condicionante de la retribución económica de los integrantes de la entidad, se suele identificar como muy importante, la captación de clientela o de nuevos asuntos de los clientes captados, retribuyéndola con un porcentaje determinado de la facturación al cliente, aunque, al menos en mi opinión, es tan importante la fidelización del cliente como la captación pura y dura.

Por ello no es descabellado pensar que la facturación de un cliente pueda estar dividida en tres grandes variables: una parte para la persona que capta el cliente, otra parte para él o los que trabajan el asunto y el remanente corresponderá al Despacho (la propia marca es sin duda una fuente importantísima de captación de clientela).

Estas reflexiones nos llevarían de la mano, a colocar al cliente como la pieza angular de este negocio.

Finalmente, me gustaría destacar algunos aspectos muy singulares hoy que han venido de la mano de la presencia de nuevas tecnologías pero que tienen una incidencia importantísima en la vida de las mismas, como la pertenencia a Colegios de Abogados, integración en redes jurídicas internacionales, la presencia en redes sociales, márketing comercial, participación en foros jurídicos supranacionales, y en estos tiempos tan duros, el trabajo no presencial a través de programas tecnológicos como Zoom y Teams.

Carlos de la Mata Gorostizaga, Abogado del Estado, Director Jurídico Crowe Madrid