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El Plan Europeo de Recuperación es, seguramente, la mayor oportunidad con la que cuenta España para salir de la crisis. Es una ocasión sin precedentes para impulsar definitivamente la transformación de nuestra economía y la modernización de nuestro entramado empresarial y sectores estratégicos. El periodo de grandes inversiones que se inicia en 2021, en el que destacan los 140.000 millones de euros que le corresponden a España de los fondos Next Generation EU, van a hacer posible el impulso simultáneo de múltiples iniciativas con efecto transformador y multiplicador que tienen que derivar en una España más sostenible y más digital.

Una España más resiliente y preparada para liderar, junto al resto de países europeos, la sociedad del conocimiento. Las empresas tienen un papel determinante en este proceso, que no puede tener éxito sin su participación. La colaboración entre los sectores privado y público cobra en el plan de recuperación más relevancia que nunca porque, en gran medida, las compañías van a asumir la ejecución de la mayor parte de los fondos que recibirá España. La aprobación del Real Decreto-ley para la ejecución del plan recuperación, transformación y resiliencia el pasado 22 de diciembre es un paso definitivo en este sentido. Ahora las compañías pueden y deben aprovechar esta oportunidad de la mano de la Administración.

De hecho, según un sondeo reciente realizado por KPMG entre más de 500 empresas españolas, más de la mitad tiene claro que quiere participar de los fondos. Como primer paso, llega el momento de definir e identificar proyectos que encajen con los grandes ejes del plan de recuperación: la digitalización y la sostenibilidad, sin perder de vista la necesidad de cuantificar su impacto potencial en el conjunto de la economía y la sociedad, factores que serán determinantes en su elegibilidad. Para las empresas y las Administraciones Públicas es también clave mantenerse cerca, puesto que establecer una relación simbiótica y eficaz entre ambos sectores será esencial para que este plan alcance sus objetivos.

La puesta en valor de la colaboración entre sector público y privado es una gran noticia desde nuestra perspectiva. Llevamos muchos años ayudando tanto a las empresas como a las Administraciones y sabemos que el trabajo conjunto entre ambos ámbitos es una combinación necesaria y ganadora. Si un directivo me preguntase por dónde empezar para aprovechar el plan de recuperación no dudaría en indicarle, en primer lugar, la importancia de analizar los planes estratégicos y los distintos proyectos que los componen para localizar aquellos susceptibles de recibir ayudas o para alinearlos, en su defecto, con los requisitos previsibles. Junto a esto, es necesario valorar alternativas de colaboración entre el sector público y el privado, buscar socios para impulsar consorcios y planificar la obtención de financiación adicional.

Estas cuestiones son clave en el marco de los fondos europeos y en particular en los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE). La oportunidad es enorme, pero también lo es el reto tanto para la Administración como para las compañías. Pero podemos hacerlo. No nos olvidemos de que estos 140.000 millones no son los primeros, ni serán los últimos que llegan a España y que las empresas españolas con presencia en otros países de la UE pueden también participar de estos fondos en otros países en los que estén presentes. En KPMG llevamos décadas ofreciendo un asesoramiento integral en procesos de acceso a fondos y sabemos que, si ponemos en marcha los mecanismos adecuados, la economía española podrá aprovechar esta gran oportunidad.

Me refiero a los mecanismos necesarios para el adecuado seguimiento de convocatorias, la tramitación administrativa, la preparación de la documentación, la ejecución de los proyectos y, en última instancia, la verificación. Participar de los fondos europeos debe ser una opción para todos aquellos agentes económicos que tienen ideas que aportar para la construcción de una economía más fuerte, más moderna, más tecnológica y más sostenible. También para la urgente modernización del mercado laboral. Nuestra misión para alcanzar este objetivo es que la complejidad no sea un freno en ningún caso. Cada organización y cada sector tienen oportunidades específicas que tienen que aprovechar. Este tiene que ser el comienzo de la gran transformación de nuestra economía hacia una estructura productiva más competitiva y al servicio de una sociedad cada vez.

Fuente: KPMG

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