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El término networking se refiere a la ampliación de la red de contactos profesionales mediante la asistencia a eventos, espacios de trabajo, ferias, congresos, actividades o seminarios. Sus beneficios son de diversa índole, desde contactar con colegas de nuestro sector o conocer a clientes potenciales, hasta entablar contacto con posibles partners, todo ello dirigido a generar oportunidades de negocio o crear visibilidad acerca de nuestro perfil laboral o el de nuestra compañía.

La implementación del teletrabajo de la noche a la mañana obligada por la aparición de la crisis del coronavirus ha ocasionado que la adaptación a esta nueva realidad haya constituido un auténtico reto para el mundo de las relaciones humanas en el ámbito profesional, en general y de las relaciones comerciales, en particular.

La pandemia ha acelerado una transición que ya se estaba produciendo en la manera de relacionarnos, comunicarnos y gestionar el talento, impulsada por la digitalización, lográndose en apenas tres meses lo que no se había conseguido en años, alcanzando el trabajo en remoto cotas nunca vistas e impensables antes de la irrupción del covid-19.

Las compañías se han visto obligadas a favorecer las estrategias del comercio on-line para tratar de adaptar las relaciones comerciales al nuevo escenario que se nos plantea, pero, si bien las organizaciones del futuro han de ser más ágiles y tecnológicas, también han de ser más humanas, para intentar equilibrar la automatización con el valor que aportan las personas. No ha de haber barreras entre el mundo on-line y el mundo off-line, dado que constituyen dos facetas complementarias. Lo virtual y lo presencial, han de sumar en lugar de ser excluyentes.

Las herramientas tecnológicas nunca podrán sustituir a un abrazo de verdad o a un contacto visual, pero debemos aprovecharlas y sacarles partido para no desaprovechar la gran oportunidad que la tecnología nos ofrece para comunicarnos y relacionarnos.

Querría destacar un par de recomendaciones que, como experto y gran conocedor en esta materia, nos ofrece Cipri Quintas, en su libro sobre el networking, y cuya puesta en práctica me ha resultado de gran utilidad en la era pre-covid.

En primer lugar, hemos de cuidar la mirada, pues además de ser de corazón, ha de ser limpia.

Hemos de mirar a los ojos, y con buenos ojos, y si, además, la hacemos acompañar de una sonrisa sincera, “miel sobre hojuelas”. A veces, una mirada es mucho más elocuente que una conversación de diez minutos y no olvidemos que en una reunión por vía telemática, la mirada lo es todo, pues te dice mucho sobre la otra persona.

En segundo lugar, saber escuchar es fundamental en las relaciones interpersonales. Es mucho más útil escuchar que hablar (por eso, tenemos dos orejas y una boca) pero hemos de tener en cuenta que escuchar es algo más que oír. No consiste en estar esperando turno a que el otro acabe de hablar para intervenir nosotros, sino que hemos de estar atentos a lo que el otro dice y cómo lo dice, y no solamente a sus palabras sino a su actitud, gestos, brillo en los ojos, etc. Hemos de escuchar a nuestro interlocutor con plena atención y desde el corazón. Estas actitudes se hacen patentes, y generan un entorno de empatía muy útil y aconsejable en el ámbito de las relaciones humanas y que, sin lugar a duda, repercuten favorablemente cuando se quieren extender al ámbito empresarial. Si escuchamos con atención, al igual que decíamos antes respecto a la mirada, aprenderemos mucho sobre la otra persona, ya que percibiremos qué es lo que está buscando, y ello nos dará una pista para poder conectar y así ir alimentando nuestra red de contactos.

Con las plataformas digitales se ha abierto paso un nuevo tipo de economía, la colaborativa, mediante la cual las personas tratan de satisfacer sus necesidades aprovechando la interacción que les permite internet. Esto ha propiciado que, hoy en día, el poder esté al lado del consumidor, pues es quién tiene el auténtico control de la situación al tener la capacidad de acceder a cualquier producto o servicio en cualquier rincón del mundo, en cualquier momento y al mejor precio posible. Además, puede saber si lo que dice la empresa sobre su producto o servicio es cierto, pudiendo compararlo con las opiniones de otros consumidores, y con la información de sus competidores. El nuevo consumidor es más exigente, crítico y experimentado. Este tipo de economía ha obligado a las empresas a plantearse nuevos mecanismos para la generación de confianza.

La confianza ya no depende exclusivamente de la calidad de sus productos o servicios. Para los consumidores esto ya no es suficiente, las empresas también tienen que crear confianza por sus valores y sus comportamientos, basados en la equidad y la ética. Según palabras del empresario canadiense, Brian Tracy, la confianza es el pegamento que une todas las relaciones y ha de basarse en la integridad. Parece indiscutible que el networking es clave para triunfar en los distintos ámbitos de la vida (relaciones personales, negocios, búsqueda de empleo, etc.), pero lo realmente fundamental es tener un método para desarrollarlo y, sobre todo, mantenerlo en el tiempo.

Otro aspecto que considero de suma importancia es el de la generosidad aplicada al mundo de las relaciones (tanto en el aspecto humano cómo en el profesional). Dar es la manera más inteligente de recibir. Cuando uno se ofrece a los demás de forma incondicional y desinteresada para ayudarle en todos aquellos aspectos y situaciones en las que le sean requeridas, a buen seguro que la respuesta vendrá en forma de beneficios siguiendo el “efecto boomerang” en un futuro más o menos próximo.

El objetivo principal del networking, en definitiva, es la creación de una buena red de contactos para crear oportunidades de negocio y no cabe duda de que, para que dicha red sea eficaz, lo mejor es ir creando vínculos, empatizando y ganándote la amistad y el corazón de las personas que te interesan. Por lo tanto, en esta nueva época que nos ha tocado vivir, en la que nos vamos a ver obligados a “echar mano” de las herramientas tecnológicas, hemos de intentar adaptar a éstas, nuestras armas y artes de seducción, que utilizamos en el modelo presencial, que siempre estará ahí, porque la cercanía física es determinante en la calidad e intensidad de las relaciones humanas y seguirá, sin duda, jugando un papel primordial en las relaciones interpersonales.

Querría acabar con una reflexión y es que, cuando el objetivo es hacer el bien a la sociedad, el networking es el motor que permite hacer un mundo mejor y más humano.

Enrique Enriquez, socio de Auren Auditores

Fuente: Auren Abogados y Asesores Fiscales

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