Auditoría & Co

¿Cómo mejorar la información pública de las empresas? ¿Cómo trasladar a los diferentes públicos de interés de manera directa y eficaz la información relevante de las organizaciones? Una vez más, el foco se sitúa en uno de los aspectos estratégicos para las compañías, sean o no cotizadas: la transparencia y la generación de confianza en los mercados. Para ello, el control y la gestión de la información que hace pública una empresa son elementos de enorme valor añadido para reforzar el valor de un proyecto empresarial de cara a los accionistas, a posibles inversores y a todos aquellos que puedan impactar en el mismo.

En este sentido, España ha dado este año un gran paso en la mejora del reporting financiero de las empresas de la mano del nuevo Código de Buen Gobierno de las sociedades cotizadas que nos sitúa en posiciones de vanguardia de las políticas de Buen Gobierno. Un documento que responde a la necesidad de incrementar la confianza en las empresas.

Aunar la transparencia, la exactitud y la integridad de la información, con conceptos como agilidad, claridad, concisión y flexibilidad, es todo un reto para empresas que tienen que explicar qué son, qué hacen y cómo lo hacen, aportando valor para sus diferentes públicos de interés. Precisamente, conseguir llegar de una manera eficaz, clara y directa, dando a cada uno la información que le interesa y necesita es una tarea compleja que debe afrontarse desde el conocimiento de los negocios y desde una posición de escucha activa.

Por otro lado no podemos obviar que la calidad de la información es fundamental para asegurar la finalidad de la información corporativa, y aún existen diferencias notables en este sentido entre la información financiera y no financiera de la gran mayoría de las empresas. La información no solo debe ser trazable, debe ser también fiable, lo que hace necesario disponer de herramientas de gestión de la información robustas y dinámicas, perfectamente implementadas en el día a día de la organización, y que permita no solo el reporte o el almacenamiento de dicha información, sino también su interrelación y la gestión proactiva por parte de la empresa. Asimismo, los formatos y taxonomías en los que la información deberá reportarse, y los tiempos de reporte, serán claves de cara a conseguir una información útil y comparable entre las empresas.

Esperamos que más pronto que tarde podamos contar con un modelo internacional de información corporativa que responda globalmente a las preguntas: ¿Qué aspectos debe cubrir la información corporativa? ¿Puede haber estándares por industrias? ¿Cuál debe ser el enfoque de los reguladores en la información corporativa? ¿Quién debe hacerse responsable de la información? ¿Qué papel debe tener la información no financiera y como debe integrarse con la financiera?

En el ámbito de los informes corporativo, como en tantos otros, es andando como se hace mejor el camino, sabiendo cuál es la meta, detectando mejoras posibles, compartiendo experiencias y prácticas, y presentando al mercado la información financiera y no financiera de la manera más fiable y simple posible.

Por eso, tenemos que continuar trabajando juntos, desde diferentes perspectivas, en la mejora del reporting corporativo.

Helena Redondo