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La prolongada crisis ha provocado, en la mayoría de las veces, que perdamos de vista el largo plazo y nos concentremos en el día a día. Cuando nos ajustan los zapatos, pensamos más en cómo nos duelen los pies que en el futuro. Esto debe cambiar, pues es necesario avistar en todo momento cuál es el rumbo y el camino futuro de su empresa, solo así podrá revitalizar su proyecto.

Vamos a centrarnos en la primera dimensión del negocio: La visión empresarial.

Una crisis tan prolongada ha provocado, en la mayoría de las veces, que perdamos de vista el largo plazo y nos concentremos en el día a día. Cuando nos ajustan los zapatos, pensamos más en cómo nos duelen los pies que en el futuro.

Esto debe cambiar. Para revitalizar la empresa es estrictamente necesario visualizar su futuro.

A principios de los 60, John Fitgerald Kennedy ofreció una visión del futuro, con motivo del programa espacial Apollo. Retó a la comunidad científica a conseguir un objetivo: Llevar a un hombre a la Luna y devolverlo vivo a la Tierra antes de que finalizara la década.

Su mensaje (visión) motivó a la comunidad científica para conseguir un logro, sin precedentes, hasta la fecha.

Es un ejemplo claro que refleja el poder de la visión de un líder o gestor en la generación de motivación, lealtad, orgullo, productividad, etc. de los empleados.

En la misma línea, para revitalizar a la empresa y ponerse a crecer es necesario visualizar su futuro y compartirlo con el equipo directivo, en primer término, y con todo la plantilla, en segundo término.

Para ello, es necesario definir claramente el propósito o cambio a realizar. Sirve para motivar y dirigir a los empleados para que consigan cumplir con los objetivos necesarios e invita a dar sugerencias que puedan ser evaluadas y procesadas.


Una crisis tan prolongada ha provocado, en la mayoría de las veces, que perdamos de vista el largo plazo y nos concentremos en el día a día

Antes de valorar distintas posibilidades de futuro del negocio orientadas a su revitalización, nos debemos preguntar cuáles son los valores y la misión. Si estos están claramente definidos, se puede plantear la creación de la visión concreta de futuro.

La planificación del futuro va siempre enfocada a realizar una serie de acciones concretas encaminadas a conseguir mejoras (por ejemplo, excelencia profesional, liderazgo, enfoque en el cliente, responsabilidad social, aumentar ventas, disminuir gastos, etc.).

La visión empresarial debe cumplir:

  • Ser convincente y creíble
  • Permitir que los integrantes del equipo visualicen el futuro
  • Tener un enfoque que permita ser bien entendido por los empleados
  • Sencillo de explicar y comunicar
  • Ambicioso e inspirador

Para visualizar el futuro debe analizarse previamente el tipo de futuros clientes, los canales de distribución, la competencia, el valor añadido a ofertar, la fuente de ventas, los márgenes de beneficio y la identificación de los productos, servicios y capacidades tecnológicas necesarias para conseguir el cambio deseado.

Joan Díaz - Dir. Gral de JDA/SFAI.