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La teoría del Cisne Negro[1] es una metáfora que encierra el concepto de que cuando un evento es una sorpresa, para el observador, y tiene un gran impacto, después del hecho, este evento sorpresivo es racionalizado por retrospección, en su desproporcionado alto impacto, difícil de predecir, y los eventos/riesgos/amenazas extrañas que están fuera del ámbito de las expectativas normales de la historia, la ciencia, las finanzas y la tecnología, la Teoría de Cisne Negro, en mayúsculas, se refiere sólo a los eventos inesperados de gran magnitud, consecuencia y su papel dominante en la historia. Estos hechos, considerados atípicos extremos, colectivamente juegan roles mucho más grandes que los eventos regulares, ahí podemos indicar que radica la diferencia entre los temas cotidianos que ocupan a los ciudadanos de este mundo global.

Si consideramos que el 18 de setiembre la ENVIROMENTAL PROTECTION AGENCY (EPA) notificó al gigante automotriz alemán VOLKSWAGEN, primer vendedor de automóviles del mundo, una infracción en la que relata que más 482.000 vendidos en EE.UU. poseen un software con el que engañaba a las autoridades medioambientales sobre las emisiones de sus coches diesel, hecho que podría afectar a 11 millones de automóviles en todo el mundo. Calculando esta infracción recibida por la EPA podría producirle a Volkswagen un impacto de 18 mil millones de dólares en multas y reemplazos de automóviles. En lo que respecta a los primeros castigos del mercado y sus primeras consecuencias económicas en la Bolsa de Fráncfort fueron que sus títulos perdieron un 38,6%.

La compañía con sede en Wolfburgo, cuya capitalización bursátil de 77.800 millones, perdió en solo dos días 26.450 millones, acaba de anunciar la provisión de 6.500 millones de euros por las posibles pérdidas. Una cifra que parece optimista a la luz de las últimas revelaciones, con respecto al impacto social y cultural que instala la sospecha de que la ingeniería alemana lo que no pudo diseñar lo falseo. Lo cual nos recuerda que en los últimos años sufrimos decenas de “greenwashing”, esto es, compañías que demuestran una mayor preocupación por el medio ambiente, exagerando cualidades cuando realmente no existen, engañando al público.

Uno podría indicar que a ningún ciudadano de este mundo global desde la firma del protocolo de Kyoto al día de la fecha no les preocuparía los daños que producen las industrias y sus productos a un Ecosistema abandonado a su suerte, pero hoy si les perturba que su confianza fue vulnerada por la firma en la cual confió su movilidad en los últimos años o admiró y deseo sus productos.

En este punto radica la verdadera diferencia, si a los 7 mil millones de habitantes de nuestro mundo les preocupara el medio ambiente las automotrices y demás empresas globales deberían cumplir las reglas medioambientales existentes y los estados estarían dedicados a poder controlar el real cumplimiento de estas regulaciones, estamos en presencia de un cisne negro o un evento corriente.

Desde el estudio de los riesgos y sus modelos de administración moderno debemos proponernos romper el presente paradigma, si la regla no conlleva premios o castigos, un dueño del riesgo y un monitoreo permanente de los controles, podríamos indicar que la REGLA no se cumple. (lo demuestran los casos de Kia; Hyundai; Kimberley-Clark; LG; Samsung, etc)

El ser humano es hijo del rigor, al igual que los ecosistemas que crea y utiliza, por lo tanto inferimos que utilizando el estudio de riesgos sistémico de modelos complejos, la realidad es que ninguna de las compañías cumple con las reglas ambientales establecidas, lo que implica que el ciudadano se encuentra desprotegido por la falta de acción por parte de los diferentes entes de control estatuales y los diferentes entes de control globales que ocupan sus esfuerzos en publicitar sus normas en vez de hacerlas cumplir.

La dirección no comprende a sus accionistas y defiende con Estados Contables lo que esconde debajo de la alfombra. Proponemos que potencien su conciencia siguiendo los pasos de Confucio que indicaba sabiamente que el comportamiento del hombre para enfrentar las relaciones sociales es determinante de su destino, que cuando comprende las necesidades de los demás se comporta humanamente entrando en armonía con el mundo y también a la naturaleza.

En consecuencia, debemos exigir diseños de estructuras de sistemas de control y de administración de riesgos que puedan ser monitoreados por la Sociedad Civil en conjunto con los Gobiernos Nacionales y los diferentes estamentos de Gobernanza Internacional para que no ocurran nunca más estas excepciones, su funcionamiento en forma proactiva es el eje fundacional, en el caso Español los Riesgos Penales Societarios Artículo 31 Bis CP colaboran en este sentido.

También un entrenamiento constante en integridad y ética podría compensar algunos factores de riesgos permanentes, esencialmente los que implican falta de valores, es decir, privilegiar las utilidades en pos de la sustentabilidad, el fair play debe ser la regla universal de los negocios.

Lo que implica que no estamos ante un “cisne negro”, pues en poco tiempo nos olvidaremos de este tema y nuevamente nos sorprenderemos con casos peores. Debemos cambiar el paradigma medio ambiental propuesto considerando un viejo dicho suajili: "La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos." Y en consecuencia seremos responsables de un futuro mejor.

Pablo Fudim. CTO. SFAI International


[1] La desarrolló Nassim Nicholas Taleb