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Esta mañana muchos directivos de grandes empresas de todos los rincones del globo se han levantado con el deseo de ver el nombre de sus compañías en el listado de las empresas más sostenibles del mundo que cada año publican S&P Dow Jones Indices y RobecoSAM, y que constituye el selectivo Dow Jones Sustainability Index.

Y no es para menos, pues, lejos de la búsqueda exclusiva de reconocimientos externos, es una constatación el hecho de que la media del valor bursátil de las compañías que año tras año están presentes en esta lista corta supera la de aquellas que no lo están.

En esta nueva edición, 3.484 compañías entre las más grandes del mundo por capitalización eran elegibles para los distintos índices. Solo el 10% han sido seleccionadas como miembros de DJSI 2017 World, al que optaban 2.528 compañías. En el caso del índice europeo, es el 20% de las 609 compañías candidatas las que han sido elegidas.

Hoy también es un día de celebración para las empresas españolas. Catorce de ellas han sido seleccionadas como constituyentes del índice mundial, lo que supone más del 40% de las invitadas, y trece han entrado en el europeo. Hay quien podría recordar que son cifras inferiores a las del año 2016. Cierto, pero también es reseñable el hecho que tres empresas españolas, Amadeus, Red Eléctrica e Inditex, se han colocado como líderes absolutos de sus respectivos industry groups (agrupación de sectores relacionados). Solo Reino Unido consigue incluir más compañías en esta lista de grandes líderes sectoriales y lo hace con cuatro.

Hoy es, por tanto, un día para felicitar a todas estas compañías que han pasado con nota un duro examen sobre sus modelos de gobierno y de gestión en aspectos como la ética empresarial, la gestión de riesgos, la relación con los clientes, la cadena de suministro, los derechos humanos, la gestión del talento, la salud y seguridad laboral, la gestión ambiental o la ciudadanía corporativa.

Cada año se incluyen aspectos nuevos a esta evaluación. Si en ejercicios anteriores se incorporaron las políticas de pago de impuestos o de Derechos Humanos al listado de criterios a evaluar, este año lo han hecho las actividades de lobby o la evaluación económica de los impactos sociales y ambientales.

Quienes creemos en la gestión responsable como un valor de largo plazo, que verdaderamente contribuye a minimizar riesgos y a prepararse para las oportunidades, celebramos la existencia de índices como DJSI, el pionero, el primero de todos.

Cada vez más inversores consideran los aspectos éticos, los impactos ambientales y las cuestiones sociales como criterios a considerar en sus decisiones de inversión por el indudable impacto que estos factores pueden tener en el negocio y en los resultados futuros. Y no son pocos los que, para ello, hacen uso de estos índices al realizar su selección, ya que les permite comparar a las compañías y a los sectores, estar más informados para ejercer su derecho a voto o reforzar su decisión reduciendo el riesgo.

Fue Nietzsche quien dijo que soportamos más fácilmente la mala conciencia que la mala reputación. Índices como DJSI convierten el comportamiento corporativo en reputación porque lo hacen reconocible para aquellos grupos de interés que más importan, y actúan como diagnósticos que ponen de manifiesto aquello que podría generar mala conciencia contribuyendo así a su transformación.

Y es que en épocas de gran crispación e intolerancia como la actual, en las que las compañías tienen los muros de cristal, hacer bien las cosas y hacerlas saber, como diría Edward Bernays, es el mejor aval.

Jerusalem Hernández, Senior Manager de Sustainability Services de KPMG en España.