Auditoría & Co

Desde que en las primeras crisis del siglo pasado los informes corporativos se propusieran como herramientas útiles para explicar a terceros el valor de las compañías y persuadirles de su confiabilidad, ha corrido mucha tinta.

Hoy los informes y las memorias no son muy diferentes a los de entonces, al menos en su estructura, pero sí difieren en la profundidad del contenido y en su enfoque. Ya no se trata solamente de narrar la compañía. Ahora hay que responder a expectativas y requerimientos de reguladores, supervisores y todo tipo de grupos de interés, cuya mirada está más puesta en entender los impactos que en las meras estadísticas.

KPMG lleva desde el año 1993 elaborando un estudio sobre el reporting corporativo de esto que hemos dado en llamar responsabilidad corporativa (RC) o sostenibilidad, y que no es más (ni menos) que uno de los intangibles que hoy explica el valor de las empresas.

Y es que la RC favorece de manera privilegiada la identificación de riesgos no necesariamente financieros pero que afectan al negocio. Y prepara a los propietarios y gestores para una toma de decisiones inteligente basada en las oportunidades de futuro. Por eso el reporting de todas aquellas políticas y acciones que consolidan la gestión responsable de las empresas es objeto de interés y escrutinio por parte de muchos.

El KPMG Survey of Corporate Responsibility Reporting 2017, con una muestra analizada de 4.900 compañías de 49 países, la mayor en la historia del informe, viene a poner un poco de luz sobre cómo ha evolucionado el reporting de RC en el mundo. Desde KPMG en España hemos profundizado en los datos para ver dónde se sitúan las empresas españolas en este ecosistema.

El 87% de las 100 mayores compañías españolas por ingresos cuenta con un informe que incluye información no financiera. Esto supone tres puntos más que en la anterior edición, la de 2015, y 15 puntos más que la media de las 4.900 compañías analizadas (que identificamos con el índice N100 global).

El 68% de estas compañías incluye la información no financiera en los informes anuales, dándole una mayor integración al relato corporativo. De hecho España, con 36 compañías, es la tercera en el ranking mundial de elaboración de informes integrados conforme al marco del International Integrated Reporting Council (IIRC), solo por detrás de Sudáfrica y Japón, cuyas regulaciones orientan a las compañías a realizar documentos de este tipo. Una tendencia en alza y en la que España está bien situada, a pesar de que el marco de la Global Reporting Initiative (GRI) sigue siendo el más popular en todo el mundo y también en España (77% de compañías que reportan en nuestro país lo hacen conforme a GRI).

Las empresas españolas también superan al N100 global en lo que a aseguramiento se refiere. El 55% de las compañías que reportan sobre RC cuenta con una verificación independiente de los indicadores reportados, 10 puntos más que la media de las compañías de los 49 países analizados. Sin embargo, el nivel de aseguramiento es un camino en el que se puede avanzar, pues solo en torno a la mitad de esas compañías verifica el informe completo y más de las tres cuartas partes utilizan un nivel de aseguramiento limitado.

Probablemente la aplicación de la Directiva 2014/95/UE sobre divulgación de información no financiera e información sobre diversidad impulsará un importante cambio, puesto que traslada a los consejos de administración la responsabilidad de garantizar que la información no financiera contenida en los informes corporativos es fiable. Y, ¿qué consejero va a afirmar tal cosa si no cuenta con las garantías necesarias? Sin duda, vienen tiempos de aseguramiento…

Pero el estudio de este año también ha querido detenerse en otras tendencias emergentes para ver cómo las compañías están incorporando en sus relatos corporativos nuevos asuntos de interés.

Uno de estos asuntos es la identificación y evaluación de los riesgos financieros de cambio climático. Desde que en 2015 el Consejo de Estabilidad Financiera destacara el cambio climático como un riesgo para la estabilidad del sistema financiero global y creara el Grupo de Trabajo sobre divulgación financiera relacionada con el clima (TCFD), ha crecido la presión sobre las empresas para mejorar la información que ofrecen acerca de este tipo de riesgos.

Aún es pronto para afirmar que el objetivo está cumplido pues solo 29 de las 100 compañías españolas analizadas (28% en el caso del N100 global), reconocen en sus informes que los riesgos de cambio climático pueden tener un impacto financiero en su negocio. Y si pocas son las que los reconocen, apenas hay un 3% que los mide.

La información sobre la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas muestra una cara bien distinta. Las empresas españolas son de las que más rápidamente han integrado esta estrategia global entre sus objetivos de sostenibilidad. Con el 53% de compañías reportando sobre esta cuestión, España se sitúa entre los 10 países que más conectan la actividad de RC con los objetivos de Desarrollo Sostenible en su segundo año de vida. España luce así nada menos que 14 puntos por encima de la media de los 49 países analizados.

Pocos meses después de que en nuestro país se haya aprobado el Plan de Acción Nacional de Empresas y Derechos Humanos, y seis años tras la aprobación de los Principios Rectores por parte de Naciones Unidas, el 82% de las empresas españolas ya reconocen como una cuestión más del negocio su contribución al cumplimiento de estos derechos. Son nueve puntos más que en el N100 global.

La última tendencia emergente analizada en este estudio se refiere a la incorporación en los informes de los objetivos corporativos de reducción de emisiones de gases contaminantes. Tras el acuerdo de París y la incertidumbre generada por países como Estados Unidos, sigue siendo imperativo cumplir con los objetivos fijados para evitar que la temperatura global siga subiendo.

A las puertas de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética que se está cociendo en España, el 60% de las compañías españolas que reportan sobre sostenibilidad desvela sus objetivos de reducción de emisiones. Son 10 puntos más que en el N100 global. El 43% de esas compañías refiere sus objetivos a los del acuerdo de París y el 12% los pone en relación con los objetivos nacionales.

Estamos, por tanto, ante un escenario donde el reporting corporativo avanza como instrumento de generación de confianza y de respuesta a las inquietudes de reguladores, inversores y otros grupos de interés. Y es que ya lo dice una de las crónicas antiguas más leídas en el mundo, “no hay nada oculto que no llegue a saberse, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz” (Lucas 8:17).

Es preferible, por tanto, preparar proactivamente el relato corporativo dado que lo que la compañía no cuente, alguien lo contará en su lugar. O como decía el escritor español Eugenio D’Ors, en Madrid a las siete de la tarde o das una conferencia o te la dan. Pues bien, a las compañías les han llegado esas siete de la tarde de Madrid en las que o participan de la mesa de información sobre riesgos de cambio climático, objetivos de reducción de emisiones, Derechos Humanos y Objetivos de Desarrollo Sostenible, o serán espectadores mientras otros (inversores, reguladores, clientes, sociedad) les piden cuentas y ponen en tela de juicio su capacidad para identificar riesgos u oportunidades que bien claro es que afectarían al negocio.

Jerusalem Hernández Velasco es Senior Manager de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG en España