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La irrupción de start ups tecnológicas en el sector bancario español dio lugar a una nueva normalidad. En el sector bancario actual conviven distintos actores en una relación que en un principio se caracterizó por el enfrentamiento pero que ha ido virando hacia una mayor colaboración. Una colaboración que también se ha visto forzada con la entrada en vigor de la PSD2, por la que los bancos deberán compartir los datos de sus clientes siempre que éstos den su autorización.

Carlos Trevijano, socio responsable de la práctica Fintech de KPMG explica que la regulación PSD2 “aborda cuestiones que tanto las fintech como los bancos tradicionales estaban reclamando y por tanto contiene aspectos positivos para ambos”. “Las fintech deseaban competir en igualdad de condiciones frente a las relaciones establecidas de los bancos tradicionales pudiendo acceder a la información que estos almacenaban, y los bancos exigían seguridad jurídica para proteger a sus clientes y su marco regulatorio”, afirma, al tiempo que sostiene que “aunque la norma cubre ambos objetivos en general al entrar en el detalle de la misma, probablemente ni los bancos ni las fintech han acabado plenamente satisfechos“.

“El acceso a los datos era una ventaja competitiva que tenía la banca”, reconoció Guillermo López-Doriga, director de Transformación Digital de Bankinter, en el encuentro entre Banca y fintech que tuvo lugar en KPMG. Sin embargo, las entidades tradicionales también valoran de forma positiva que el intercambio de datos esté respaldado por una normativa. “La directiva nos ofrece seguridad y pone orden, preferimos compartir nuestros datos de forma ordenada y regulada”, aseguró Manuel Cantalapiedra, director de Innovación de Banco Santander.

Mientras, el sector fintech celebra las ventajas de esta normativa para mejorar su oferta. “Quien se beneficia es el consumidor, se ha elaborado la normativa porque las fintech ofrecemos un valor añadido, independientemente de que la gente tenga sus bancos tradicionales”, asegura Lupina Iturriaga, cofundadora y consejera delegada de Fintonic.

Pese a los aspectos positivos de la norma para las tecnológicas, algunas voces critican la excesiva –y tardía- regulación a nivel europeo. “Es una victoria si comparamos la actualidad con como estábamos hace unos meses”, afirmó Arturo González, presidente y consejero delegado de Eurobits, que sin embargo incidió en que “Europa está sobrerregulada”.

“En Bruselas se empezó a hablar de la PSD2 en 2008, y estará totalmente en vigor prácticamente en el año 2020. De esta forma, cuando desarrollas un modelo de negocio tienes que pensar que no dispondrás de marco legislativo hasta dentro de 12 años. ¿Cómo vas a conseguir capital si no sabes si lo que estás haciendo va a ser legal?”, preguntó Arturo González.

Del lado de los BFMs, Jorge Pascual, consejero delegado de Anfix, afirmó que no solo es positivo para las fintech, ya que en su caso las aplicaciones “pueden tener datos que estén incluso más actualizados que los que dispone el propio banco, por lo que el banco sería el beneficiado ya que podrían tener scorings muchos más ajustados a la realidad”.

Más allá de la legislación actual, lo cierto es que la incorporación de tecnologías al sector bancario está produciendo un cambio de paradigma. “Los bancos tenemos que estar en el mercado y ofrecer lo mismo que las fintech”, afirmó Guillermo López-Dóriga. Por su parte, Arturo González diferenció entre la fabricación de productos y la distribución. “No cabe un escenario sin bancos, es imprescindible que determinados servicios financieros los preste una entidad regulada, es en la distribución donde puede surgir la competencia de entidades no bancarias”, afirmó.

De hecho, para Jorge Pascual la clave pasa por la generación de confianza. “Es el factor más relevante a la hora de tomar una decisión. Podemos tener cientos de canales de distribución de un producto, pero la confianza de los clientes es difícil de ganar, y en eso es en lo que tienen que trabajar los bancos”, aseguró.

Sin embargo, algunas voces inciden en que la clave de estos cambios no pasa tanto por la tecnología como por la sociedad. “En esencia no ha cambiado la tecnología, ha cambiado que hace una década los españoles no estaban dispuestos a compartir sus credenciales y ahora la mentalidad de las personas ha cambiado”, opinó Arturo González.

Por su parte, Guillermo López-Doriga, matizó la relevancia de la evolución de la tecnología, que en el caso del sector bancario “el breakeaven llegará cuando un usuario instale la aplicación y realmente disponga de un asesoramiento financiero parecido al que le daría una persona”. “De hecho, la tecnología puede hacer que un crédito pueda concederse sin que conlleve numerosos papeleos, solo a través de una aplicación, por lo que la banca podría pasar de tutelada a no tutelada”, aseguró.

Pese a las incertidumbres y los retos, el último beneficiado será el consumidor. “El usuario final se ve beneficiado de una desintermediación, mejores precios ya sea en préstamos o seguros. Todo lo que está pasando es una maravilla”, subrayó Lupina Iturriaga.

Patricia Alfaro


Fuente: KPMG

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