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El efecto disruptivo del fenómeno FinTech va a provocar una catarata de alianzas entre las entidades tradicionales –bancos, aseguradoras…- y los nuevos entrantes en el sector, según el informe FinTech2017, elaborado por PwC a partir de 1.308 entrevistas con entidades financieras, compañías de seguros, de medios de pago, gestoras de patrimonio, firmas de capital riesgo y FinTechs en 71 países.

El 45% de las entidades financieras tradicionales –el 32% el año pasado- reconoce tener ya algún tipo de acuerdo con compañías FinTech y un 82% asegura que van a aumentar el número de alianzas en los próximos tres a cinco años. El objetivo principal, evitar perder parte del negocio en favor de los nuevos entrantes, que pueden estar poniendo en riesgo hasta el 24% de sus ingresos.

La banca comercial es la que más intensamente se ha puesto a trabajar en esta dirección. El 54% ya tiene alianzas con empresas FinTech y el 83% espera aumentarlas en los próximos tres a cinco años. Los bancos estiman que los créditos personales (64%) y las financiación a particulares (50%) son las actividades más amenazadas por la FinTech. Pero no solo se trata de una estrategia defensiva: el 63% de los directivos de la banca ven en la vinculación con estos nuevos competidores una gran oportunidad para expandir su cartera de productos y servicios. Según el informe, la banca espera que sus inversiones en el ámbito FinTech tengan ROI –en inglés, return on investment- del 20%.


El 63% de los directivos de la banca ven en la vinculación con estos nuevos competidores una gran oportunidad para expandir su cartera de productos y servicios

Las compañías de seguros también están acelerando su aproximación a las FinTech. El 45% cuenta actualmente con alianzas con este tipo de compañías –por el 28% el año pasado- y el 84% asegura que estas van a aumentar los próximos tres años. En este caso, sus expectativas en cuanto al retorno de la inversión son más modestas que en la banca, y espera que tengan un ROI del 13%.

Pero a la hora de poner a trabajar juntas a entidades tradicionales y FinTechs, no todo es un camino de rosas y suelen surgir una serie de obstáculos que hay que tener en cuenta. Desde el punto de vista de las entidades tradicionales, las cuestiones relacionadas con la ciberseguridad (58%), con la incertidumbre regulatoria (54%) y con las diferencias en el modelo de gestión y la cultura corporativa (40%) son las que más preocupan. A estas barreras las FinTech añaden una más: las diferencias en los modelos de negocio.

El informe FinTech2017 refleja que existe una preocupación generalizada del sector financiero tradicional – para el 88% de los encuestados- por la llegada de estos nuevos competidores. Las entidades financieras consideran que las áreas en las que las FinTech les pueden hacer más daño son: las de medios de pago (84%), transferencias de fondos (68%) y financiación personal (60%) y créditos personales (56%). No en vano, según una reciente encuesta realizada por DeNovo, la plataforma digital de PwC, entre usuarios del sector financiero en todo el mundo, el 30% tiene previsto aumentar el uso que hacen de las FinTech y sólo el 39% dice que se mantendrán como clientes exclusivos de las entidades tradicionales.

Pero, ¿en qué tecnologías están invirtiendo las entidades financieras? ¿Y las FinTech? Las entidades financieras están centrando todos sus esfuerzos en actualizar sus sistemas de toda la vida y en las tecnologías de data analytics y mobile. En cambio, las FinTech apuestan por otras tecnologías emergentes como el blockchain, la inteligencia artificial o la biométrica aplicada a la gestión de identidades.

Regulación e innovación

Pero si hay algo en lo que coinciden tanto las entidades tradicionales y como las no tradicionales a la hora innovar es en la barrera que, en muchas ocasiones, supone la regulación. Sobre todo, en lo relativo al almacenamiento y protección de datos y a la autentificación de las identidades digitales. El informe estima que las exigencias regulatorias a las que se enfrentan diariamente los grandes bancos mundiales les cuesta más de 4.000 millones de dólares al año”.

Raquel Garcés

Socia de Strategy& en España


Fuente: PwC

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